En Chile los bosques cubren una superficie de 17,6 millones de hectáreas, lo que representa el 23,3% de la superficie del territorio, según datos de la Corporación Nacional Forestal (CONAF). Estas cifras demuestran que parte de la identidad de nuestro país son sus bosques. Sin embargo, la historia de la profesionalización de las ciencias forestales en Chile se remonta recién a mediados del siglo XX.
Acerca del origen de la carrera de Ingeniería Forestal en Chile, podemos decir que fue gracias a gestiones del ingeniero civil Cayetano Vigar y el patrocinio de la Sociedad Agrícola de la Frontera de Victoria, región de La Araucanía, para crear la Escuela de Ingeniería Forestal de Victoria, siendo la primera iniciativa de educación forestal superior de América Latina. La fundación tuvo lugar el 15 de abril de 1945 en el local de la Escuela Normal Rural de Victoria. Posteriormente, en 1947, se obtuvo el patrocinio de la Universidad de Chile, creándose sobre la base de Escuela de Ingeniería Forestal de Victoria, la Escuela de Ingeniería Forestal de la Universidad de Chile, dependiendo de la Facultad de Agronomía, pero en 1948 la Universidad de Chile, por diferentes motivos, se desligó de la Escuela de Ingeniería Forestal de Victoria, creando en 1952 su propia Escuela de Ingeniería Forestal. La Universidad Austral de Chile (UACh) lo hizo dos años después. Entre los alumnos fundadores de la segunda Escuela de Ingeniería Forestal en nuestro país estuvo Osvaldo Martínez Miranda, fallecido en marzo de 2020.
Oriundo del Fundo San Julián de la comuna de Panguipulli, Región de Los Ríos, Martínez reconocía que a la edad de siete años tuvo sus primeras travesías por un bosque, en específico, cuando lo iban a dejar o a buscar a la escuela de Cuntruncahue. En su autobiografía titulada El Bosque y Yo, Martínez precisa que estos viajes a caballo “duraban entre 10 a 15 minutos en el fundo Malchehue de la familia [Gilberto y Leno] Monje. Era un bosque muy húmedo, mayoritariamente de olivillo con mucho sotobosque específicamente muy variado, donde lo que más me llamó la atención fue la presencia en el suelo de numerosas y grandes larvas llamadas cuncunas u orugas… Y en lo que me solazaba mientras atravesaba ese bosque era mirando hacia arriba, a las copas de los árboles altos que, con el correr del tiempo, iban a ser el objeto fundamental de mis estudios profesionales”.
Foto: Osvaldo Martínez Miranda
Gentileza: Fanpage Facebook del Colegio de Ingenieros Forestales de Chile
Sin embargo, sus primeras actividades estudiantiles fueron en la Escuela de Ingeniería Química de la Universidad de Concepción, donde se mantuvo unos pocos meses. Al no aprobar en las asignaturas cursadas, al año siguiente decidió ingresar a la incipiente carrera de Ingeniería Forestal en la UACh, en 1955, comenzando un ascenso estudiantil y académico que no paró hasta mediados de la década del 2000. Esto, porque tras la legalización de su título de Ingeniero Forestal en la Universidad de Chile (antiguamente, quienes optaban por estudiar ingeniería forestal en la UACH, debían luego legalizar sus estudios en Santiago), Osvaldo Martínez fue profesor universitario en su alma matter (1961 a 1993), en la Pontificia Universidad Católica de Chile y en la extinta Universidad Iberoamericana de Ciencia y Tecnología (UNICIT) entre 1994 y 2005.
Para el exdecano de la Facultad de Ciencias Forestales de la UACH, Eduardo Morales Verdugo, la especialidad de Martínez fue la silvicultura, “Osvaldo se desempeñó en la silvicultura básica. Allí hizo una labor de apóstol que se expresaba no solo en cómo eran sus clases, sino que el conocimiento que él tenía sobre los árboles y las formas de cómo estos se desarrollan en terreno. Osvaldo condujo muchas de las prácticas que se hacían en terreno, y marcó a mucha gente para que se especializaran en dicha área”.
Eduardo Morales Verdugo, exdecano de la Facultad de Ciencias Forestales de la UACH, se refiere al desplante de Osvaldo Martínez en la Facultad de Ciencias Forestales.
De la vida de este ingeniero, resulta de interés mencionar una de las anécdotas que rememora en su autobiografía (escrita el año 2010) y que no alcanzó a publicar, pero de la cual existen algunas copias distribuidas entre familiares y cercanos, relata cuando, en 1957, el decano de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la UACh Francisco Ruddloff entró a la sala de clases en pleno examen de Dendrología. En la ocasión, Ruddloff hizo ingreso con Jorge Alessandri Rodríguez, que se encontraba en la ciudad de Valdivia en plena campaña de su candidatura presidencial. El profesor José Balen, quien realizaba el examen, consultó a Martínez los nombres de los árboles de la familia de las fagáceas autóctonas del país. Nombró nueve de diez. Para ayudarlo, su profesor le señaló a Alessandri Rodríguez, logrando así recordar el nombre científico del Ruíl: Nothofagus alessandrii.
Otro hecho se remonta a 1960. Como presidente de la Federación de Estudiantes de la UACH, junto con otros siete representantes de las federaciones estudiantiles de las universidades chilenas de la época, recibieron una invitación para visitar Estados Unidos con el fin de que estudiantes chilenos conocieran la vida de los(as) estadounidenses. Esto, a raíz de una carta abierta que le había dirigido la Federación de Estudiantes de la U. de Chile, tras la visita por Latinoamérica del primer mandatario del país de Norteamérica, general Dwight D. Eisenhower (1953-1961).
En medio del recorrido por el país del norte, los presidentes estudiantiles tuvieron una reunión almuerzo con el físico y director del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, Robert Oppenheimer. En un artículo que publicó Osvaldo Martínez para celebrar los 40 años de la Facultad de Ciencias Forestales de la UACH en 1994, recuerda la ocasión: “Como estudiantes nos sentíamos muy impresionados ante la presencia, de quien había sido uno de los principales investigadores que trabajaron en el proyecto de construir la bomba atómica. Al comienzo nadie de nosotros hablaba, mientras él lo hacía con intervalos para darnos la oportunidad de preguntarle algo. Después de muchos minutos, comenzamos a consultarle sobre sus investigaciones, lo que él nos explicaba con sencillez y claridad asombrosa. Pasado el periodo de hielo en la entrevista, me di cuenta que era una persona común y corriente y que se situaba en el mismo plano nuestro, dándonos confianza, actitud propia de las grandes personalidades”.
El ingeniero Forestal Osvaldo Martínez saludando al presidente estudiantil de la universidad de Stanford en la gira de 1960. En primera fila, Alejandro Foxley, presidente de FEPUCV y futuro ministro chileno.
Fuente: Carlos Ackerknecht (exalumno de Osvaldo) y Loreto Martínez (hija del académico).
De regreso a Chile, el calor de la Guerra Fría y el ascenso al poder de Salvador Allende había dividido los ánimos del país entre marxistas y antimarxistas. Las universidades, como centros del conocimiento, no estaban ajenas al momento y tensión que se vivía en el país y el mundo.
Frente a este contexto, Eduardo Morales Verdugo, quien es hijo del rector fundador de la UACH Eduardo Morales Miranda (fallecido en noviembre de 2012), hoy enfatiza: “yo recuerdo vívidamente el relato de la señora de William Thayer [rector de la UACH entre 1968 a 1973] cuando los muchachos la insultaban en la entrada de la universidad y la apedreaban. De modo tal que la violencia se ejerció por lado y lado, y Osvaldo tuvo una gran templanza. Yo y el grupo de gente que tomamos el liderazgo de la universidad y de la facultad, tuvimos siempre diferencias políticas, y Osvaldo no recuerdo jamás que haya hecho algún tipo de alusión política durante su desempeño como profe, aunque era conocido como un hombre de derecha”.
Meses antes del golpe de Estado de 1973, Martínez, conocido por su postura contra la Unidad Popular, fue apuntado como el responsable de haber azuzado a una turba de estudiantes para que apedrearan la casa del exintendente de Valdivia, el socialista Sandor Arancibia. En su autobiografía, Osvaldo Martínez indicó que fue el mismo representante del presidente de la República en señalarlo como el cabecilla de la acción delictual.
“Se había impartido una orden amplia de investigación, lo que significaba posibilidad de arresto, investigación domiciliaria con descerrajamiento, etc. Después de evaluar mi situación y por ser día sábado, opté por ocultarme durante esos días festivos con el fin de evitar una segura detención. Lo curioso ahora, pero en ese tiempo bastante amargo, fue que ningún abogado que pudiera haberlo hecho quiso tomar mi defensa. Tenían miedo, me imagino (…) La causa quedó archivada temporalmente”, precisa Osvaldo Martínez en su autobiografía.
Para Eduardo Morales Verdugo, quien actualmente es asesor principal en ForestServ Consulting, “Osvaldo fue uno de los héroes que se matricularon en la universidad para iniciar [una carrera] en la manera más precaria de la que se pueda imaginar (…). Porque en la perspectiva de hoy, ellos hicieron un salto al vacío y fueron los fundadores de la primera facultad de las ciencias forestales en Chile. Pero Osvaldo era una persona súper especial, él no era agresivo, era muy pasivo. Fue una persona relativamente apagada, porque no era una persona que saliera a predicar la ingeniería forestal. Él era más bien testimonial”.
La vocación por la ciencia forestal fue heredada a la tercera generación de su progenie. Este 2024, su nieto Juan José, ingresará a estudiar la misma disciplina que apasionó a su abuelo Osvaldo.
Eduardo Morales y la posición política de Osvaldo Martínez durante la Unidad Popular.